Contó que es uno de los sobrevivientes del paso del ciclón Tara, que el 11 de noviembre de 1961 destruyó totalmente al pueblo de Nuxco, donde vive desde joven. En esa fecha, la lluvia, el viento y el desbordamiento del arroyo que pasa junto al poblado, quitaron la vida de más de 500 personas, aunque cifras no oficiales aseguran que fueron más de mil.
“En aquella ocasión lo perdimos todo: casa, huerta, ropa, muebles, todo se lo llevó la corriente del arroyo que aquella noche se desbordó e inundó al pueblo. Mi familia y yo alcanzamos a salvarnos porque nos pasamos, como pudimos, al otro lado del pueblo, donde decidí construir esta casa que es donde he vivido desde aquella ocasión en que ocurrió la tragedia”, apuntó.
El hombre, que oye poco, pero recuerda bien, narró que llegó a Nuxco cuando tenía 20 años procedente de su pueblo natal Boca de Arroyo en Atoyac; a su llegada, abundó, trabajó como carretero llevando y trayendo cosas de Boca de Arroyo a Nuxco y viceversa, y a otras poblaciones que están en la misma ruta, cuando no existían carreteras y las sendas se recorrían en carreta o a caballo.
Luego del paso del Tara, dijo que abrió una tienda en la que además de obtener buenas ganancias por los productos que vendía, podía ver a las mujeres del pueblo, su gran debilidad, externó su hijo Humberto.
“Siempre me gustaron las mujeres y, a decir verdad, tuve varias, pero ahora ya no se puede porque el rifle ya no dispara”, expresó con una sonrisa que dejó ver los pocos dientes en su boca, al tiempo que respondió que fue y sigue siendo priísta, porque es el partido al que ha pertenecido toda su vida y por el cual llegó a ser comisario municipal dos veces en Nuxco y dos más en su pueblo natal.